Así se fabrica una realidad virtual

Periodistas libres de España
Creo que todos los que estamos activos en las redes sociales o escribimos artículos de opinión hemos sido víctimas alguna vez y sin darnos cuenta de la manipulación mediática al centrarnos en temas político sociales que han sido creados solo con la intencionalidad de desviar la atención sobre los verdaderos problemas importantes.
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10/5/2020 ― Una práctica común de los políticos dirigentes es lanzar noticias o protagonizar conscientemente actos imbéciles para desviar la atención ciudadana y ocultar los hechos relevantes que les perjudican. Esto lo consiguen gracias a los medios de comunicación ―no de información― que presurosos corren a divulgar esas noticias para crear una cortina de humo. Bienvenidos a la era de la posverdad.
Creo que Arturo Pérez-Reverte es el creador de este concepto y que explica perfectamente las claves de éxito de la manipulación mediática: por cada hijo de puta hay mil gil y pollas que le siguen y que finalmente terminan todos siendo unos joputas.
Os dejo las diez estrategias de la manipulación mediática que escribió en 1.989 Noam Chomsky y que hoy en día siguen estando en vigor.
Las diez estrategias de la manipulación mediática de Noam Chomsky
Noam Chomsky, en las 10 estrategias de la manipulación mediática, define cómo los medios de comunicación influyen y controlan a la población. Estas estrategias de forma resumida incluyen: distracción, crear problemas y ofrecer soluciones, gradualidad, diferir, infantilizar al público, emocionalizar en lugar de reflexionar, mantener al público en la ignorancia, promover la mediocridad, autoculpabilidad y conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. Estas estrategias buscan mantener el control y evitar la toma de conciencia crítica de la sociedad.
La estrategia de la distracción
Se basa en desviar la atención de la gente de los asuntos importantes y de las decisiones tomadas por las élites políticas y económicas, utilizando una avalancha de distracciones constantes e información irrelevante. La estrategia de la distracción es fundamental para evitar que el público se interese por conocimientos esenciales en psicología, ciencia, economía, cibernética y neurobiología. Consiste en mantener al público distraído, alejado de los verdaderos problemas cotidianos, y enfocado en temas que carecen de relevante importancia.
Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método, conocido como «problema-reacción-solución», trata de generar un problema o situación destinada a provocar una reacción en el público, para que éste reclame las medidas que se quieren para dar una solución. Por ejemplo, permitir que la violencia urbana aumente o realizar atentados sangrientos, con el objetivo de que la población exija leyes de seguridad y políticas que restringen libertades. Asimismo, se puede crear una crisis económica para que se acepte como inevitable la pérdida de derechos sociales y la eliminación de los servicios públicos.
La estrategia de la gradualidad
Para que una medida injusta sea aceptada, se aplica progresivamente, poco a poco, durante varios años. Así se impusieron nuevas condiciones socioeconómicas ―neoliberalismo― en las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo masivo y salarios insuficientes. Estos cambios, si se hubieran implementado de golpe, habrían provocado una revolución.
La estrategia de diferir
Otra forma de imponer una decisión impopular es definirla como «dolorosa pero necesaria», consiguiendo la aprobación social para su aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que uno inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es inmediato. Segundo, porque la gente tiende a esperar ingenuamente que «todo mejorará mañana» y que el sacrificio podrá evitarse. Esto da tiempo al público para habituarse a esa imposición y aceptarla con sumisión cuando instaure.
Dirigirse al público como criaturas de poca edad
La mayoría del marketing publicitario dirigido al público general utiliza discursos, argumentos, personajes y tonos infantiles, casi como si los espectadores fueran niños pequeños o tuvieran dificultades cognitivas. Cuanto más se busca engañar al espectador, más infantil se vuelve el tono. ¿Por qué? Si se habla a una persona como si tuviera 12 años o menos, es probable que, debido a su sugestionabilidad, responda o reaccione de manera poco crítica, similar a un niño de esa edad.
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Utilizar el aspecto emocional es una práctica tradicional para interrumpir el análisis racional y debilitar el sentido crítico de las personas. Además, apelar a las emociones permite acceder al inconsciente, facilitando la implantación de ideas, deseos, miedos, temores y compulsiones, o induciendo comportamientos específicos.
Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Impedir que el público comprenda las tecnologías y métodos utilizados para su manipulación y subordinación. La educación ofrecida a las clases sociales inferiores debe ser lo más pobre y mediocre posible, asegurando que la brecha de ignorancia entre las clases inferiores y superiores sea y permanezca insuperable para las clases inferiores.
Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover la tendencia en la sociedad la idea de que ser estúpido, vulgar o inculto es algo atractivo y deseable. Este mensaje se difunde a través de diversas plataformas mediáticas, con el objetivo de captar la atención del público y generar una sensación de pertenencia a un grupo que abraza estos comportamientos.
Reforzar la autoculpabilidad
Hacer creer a las personas que son las únicas responsables de sus desdichas debido a su falta de inteligencia, capacidades o esfuerzos. De esta forma, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, se autodesvalorizan y se culpan, lo que provoca un estado depresivo que inhibe su acción. ¡Y sin acción, no hay revolución!
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen
En los últimos 50 años, los rápidos avances científicos han creado una creciente brecha entre el conocimiento del público y el de las élites dominantes. A través de la biología, neurobiología y psicología aplicada, el «sistema» ha adquirido un profundo entendimiento del ser humano, tanto físico como psicológico. El sistema conoce al individuo común mejor de lo que este se conoce a sí mismo, lo que le permite ejercer un mayor control y poder sobre las personas, superando incluso el control que ellas tienen sobre sí mismas.
Como has podido observar, la manipulación mediática como estrategia política consiste en el uso deliberado de los medios de comunicación para influir en la opinión pública, moldear percepciones y consolidar poder. Es una táctica empleada por actores políticos, gobiernos o grupos de interés para controlar narrativas, desviar la atención o legitimar decisiones.
Con el control de la narrativa se busca imponer una versión de los hechos que beneficie a los intereses del manipulador, omitiendo o distorsionando información contraria.
Se priorizan emociones como el miedo, la ira o el patriotismo sobre el análisis racional para movilizar a la audiencia.
Se resalta información conveniente y se ignora o minimiza la que no lo es.
Se fomenta la división social para consolidar bases de apoyo leales y desacreditar opositores.
Mensajes simples y reiterativos se instalan como «verdades absolutas» en la mente colectiva.
Puedes seguirme en mi blog ► Juan Vicente Santacreu y la libertad individual
Descubre otros temas interesantes ► La manipulación de la sociedad
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♦ Unos datos interesantes ►
La manipulación mediática como estrategia política fomenta la desinformación y noticias falsas. Difusión de información fabricada o distorsionada para confundir o manipular. Ejemplo: campañas de bots en redes sociales, especialmente en Twitter X, que amplifican rumores.
Por otra parte, decidir qué temas se cubren y cuáles se ignoran para dirigir el foco público. Por ejemplo, destacar un escándalo menor para tapar uno mayor.
También, enmarcar un tema de manera que favorezca una interpretación específica. Ejemplo: presentar una reforma económica como «necesaria para el progreso» o como «un ataque a los trabajadores», según el objetivo.
La manipulación mediática como estrategia política utiliza mensajes cargados ideológicamente para promover una causa o líder. Ejemplo: spots gubernamentales que glorifican logros exagerados.
Los ataques personales y desprestigio son otra de las estrategias. Desacreditar a opositores mediante difamación en lugar de debatir ideas.
Uso de influencers y voceros en las redes sociales. Amplificar mensajes a través de figuras públicas o cuentas anónimas para simular apoyo popular.