La desescalada del Gobierno por el coronavirus
La censura de los medios
La percepción de la realidad es subjetiva y depende del ángulo de vista que se observe. La desescalada por el coronavirus del Gobierno puede parecer un buen acto humanitario pero es tan solo un truco de despiste.
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10/5/2020 - El Gobierno de España alardea constantemente de estar asesorado por su comité de expertos que a su vez lo dirige un filósofo y cuya cara visible de todo este cotarro la pone el trasnochado Sabio Simón. ¡¿Qué puede salir mal de todo esto?!
Lo cierto es que detrás de toda esta desescalada del coronavirus COVID-19 se esconde solo el propósito de entretener al personal y, como hacen los buenos trileros y magos, desviar la atención de lo que no debemos ver.
Ni franjas horarias, ni fases y ni pollas en vinagre, para protegernos del coronavirus solo hay dos normas racionales que debemos cumplir: 1º no acercarnos a nadie a menos de dos metros y 2º no tocar nada que toquen los demás, y si lo hacemos debemos lavarnos inmediatamente. Por ello, y lamentándolo mucho, el tema de la hostelería y el regreso de los infantiles al colegio no lo veo claro ahora ni dentro de dos meses.
En nuestra sociedad hay dos grupos bien diferenciados que es importante distinguir: los que viven en núcleos con alta densidad de población y los que viven en la mayor parte de España en zonas con una densidad baja de habitantes. El problema real donde se propaga el coronavirus son las grandes ciudades pero en la España vaciada no existe ningún riesgo de contagio si los ciudadanos no interactúan entre sí o si lo hacen con las dos medidas que he expuesto.
Respecto a las grandes ciudades, y a pesar de ser un excelente caldo de cultivo del coronavirus, no existe ningún problema, por ejemplo, si una familia coge su coche y se desplaza a pasear al campo o a una zona despoblada, el problema es pasear por las calles e interactuar con sus vecinos.
Estoy de acuerdo que no se puede ni se debe salir a la calle a hacer el imbécil poniendo en riesgo la salud de otros, pero ¿qué problema hay si un ciudadano vive en una urbanización o en la costa y sale a pasear solo?
Si es malo hacer el imbécil y propagar el virus chino COVID-19 peor y más grave es confinar y detener a millones de españoles en sus casas sin sentido. Los que viven en las ciudades tienen un problema pero el resto de españoles no deben sufrirlo.
El Gobierno de España dijo que el 8-M no era contraproducente, luego dijo que no hacían falta mascarillas y ahora dice que no hace falta hacer test. Y para despistar que llevamos 40.000 muertos reales nos ofrece la desescalada imbécil en 4 fases. Lo más triste de todo es que al final de cada fase todos aplaudirán agradecidos, harán la ola y cantarán. Y por supuesto darán las gracias por tener un Gobierno tan bondadoso al estilo de Kim Jong-un.
Lo cierto es que Pedro Sánchez y El Chepas os han colado por la puerta del estado de alarma un estado de excepción. No es lo mismo confinamiento que detención, y pedisteis mascarillas y os han colocado mordazas de un estado de excepción.
Creo que el Gobierno os trata como imbéciles, y quizá tenga razón.
Así lo pienso y así lo digo. - Juan Vte. Santacreu
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2804 - En un país donde se hablan múltiples lenguas, los padres se enfrentan decisiones políticas sobre la libertad de educación lingüística de sus hijos.
♦ Unos datos interesantes ►
Los políticos y gobiernos a menudo enfrentan situaciones de emergencia nacional con decisiones que generan controversia, a pesar de las críticas de ciudadanos y técnicos cualificados. Esto se debe a varios factores. Primero, la presión del tiempo y la incertidumbre en crisis como desastres naturales o pandemias fuerza a actuar rápido, priorizando soluciones inmediatas sobre análisis profundos. Segundo, los políticos suelen estar influenciados por intereses partidistas, económicos o de imagen pública, lo que puede desviar las decisiones de las recomendaciones técnicas.
Tercero, la complejidad de las emergencias requiere coordinar múltiples actores, y la burocracia puede entorpecer respuestas efectivas. Aunque los ciudadanos y expertos critican, sus voces a veces se diluyen por falta de canales directos o por polarización. Sin embargo, estas críticas son esenciales para corregir el rumbo, ya que los técnicos aportan conocimiento especializado y los ciudadanos, perspectiva social. La solución radica en fortalecer la transparencia, la participación ciudadana y la integración de expertos en la toma de decisiones, equilibrando rapidez con rigor.